Una calle tal vez podría haber sido el lugar, pero en este caso no!!!
El encuentro se realizo en un bar del centro de Buenos Aires, ella con su morral azul esperaba ansiosa en la primer mesa del bar leyendo un libro que aun recuerdo “poesías para no asomarse a la ventana y gritar viva Perón!”
Sí, efectivamente fue en otra época, él se aproximaba a la puerta del bar, con su pancarta doblada, seguramente venia de alguna manifestación.
Al cruzar su mirada con la de ella ambos rieron, se acercó a su mesa, apoyó la pancarta en una silla vacía y se sentó esbozando una fuerte risotada, en un segundo lograron ser el centro de atracción de todo el bar.
Un par de chicas de la vida los observaban mientras se pintaban y comentaban la situación.
Las risas crecían, todo se tornaba bastante absurdo, dos personas riendo a carcajadas, una pancarta, un libro y todos mirándolos serios, con cara de no saber nada.
Hasta que por fin llegó el momento, ella secó sus lágrimas provocadas por tanta risa, tomó su libro y comenzó a leer cada vez más fuerte la siguiente frase:
“Cuando Ellos vinieron nos prohibieron reír, ahora que no están me cago de risa”
Y la repetía constantemente elevando su tono de voz. Hasta que por fin, él se decidió a abrir su pancarta, se paró arriba de la mesa y comenzó su discurso:
Ahora, justo ahora que somos libres, queremos que todos, absolutamente todos, incluso usted mozo! Se rían, si Sres., intenten reírse.
No nos permitían reír, ahora que se fueron podemos hacerlo, porque estar tan callados? Ah?...
Y de apoco todos comenzaron a reír.
El mozo se retorcía en el piso, la cajera del bar se meaba de la risa, todos absolutamente todos reían, la risa se había transformado en la música funcional del bar, la gente pasaba y entraba, simplemente a reírse.
La pancarta decía “Es hora de reír, Sacá esa cara de orto”
Nunca supe quienes eran “Ellos”, ni porqué vivian todos tan serios, ni que época era, pero puedo llegar a imaginarlo.
El encuentro se realizo en un bar del centro de Buenos Aires, ella con su morral azul esperaba ansiosa en la primer mesa del bar leyendo un libro que aun recuerdo “poesías para no asomarse a la ventana y gritar viva Perón!”
Sí, efectivamente fue en otra época, él se aproximaba a la puerta del bar, con su pancarta doblada, seguramente venia de alguna manifestación.
Al cruzar su mirada con la de ella ambos rieron, se acercó a su mesa, apoyó la pancarta en una silla vacía y se sentó esbozando una fuerte risotada, en un segundo lograron ser el centro de atracción de todo el bar.
Un par de chicas de la vida los observaban mientras se pintaban y comentaban la situación.
Las risas crecían, todo se tornaba bastante absurdo, dos personas riendo a carcajadas, una pancarta, un libro y todos mirándolos serios, con cara de no saber nada.
Hasta que por fin llegó el momento, ella secó sus lágrimas provocadas por tanta risa, tomó su libro y comenzó a leer cada vez más fuerte la siguiente frase:
“Cuando Ellos vinieron nos prohibieron reír, ahora que no están me cago de risa”
Y la repetía constantemente elevando su tono de voz. Hasta que por fin, él se decidió a abrir su pancarta, se paró arriba de la mesa y comenzó su discurso:
Ahora, justo ahora que somos libres, queremos que todos, absolutamente todos, incluso usted mozo! Se rían, si Sres., intenten reírse.
No nos permitían reír, ahora que se fueron podemos hacerlo, porque estar tan callados? Ah?...
Y de apoco todos comenzaron a reír.
El mozo se retorcía en el piso, la cajera del bar se meaba de la risa, todos absolutamente todos reían, la risa se había transformado en la música funcional del bar, la gente pasaba y entraba, simplemente a reírse.
La pancarta decía “Es hora de reír, Sacá esa cara de orto”
Nunca supe quienes eran “Ellos”, ni porqué vivian todos tan serios, ni que época era, pero puedo llegar a imaginarlo.
Comentarios
solo riamos.
muy bueno Rado.